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El bus eléctrico de CABA: base fundamental para el desarrollo ecológico en la ciudad.

En mayo de 2025, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires inauguró EBUS, la primera línea de autobuses con funcionamiento 100% eléctrico de Argentina, una evolución hacia lo que se conoce como electromovilidad urbana. 12 unidades mini-bus recorren diariamente los barrios del microcentro porteño, entre entre Parque Lezama y Plaza San Martín.

En el colectivo caben proximadamente 30 pasajeros por vehículo, con un recorrido que, entre ida y vuelta, suma alrededor de 12,3 kilómetros en total, con 36 paradas distribuidas cada tres cuadras. La autonomía declarada de cada Ebus ronda los 170 kilómetros con carga completa.

El objetivo ecológico que se busca es claro: cero emisiones locales y menor impacto sonoro en un área patrimonial donde los colectivos tradicionales generan tensiones por vibración y polución. No obstante, los balances económicos y ambientales varían según puntos de vista: para las autoridades, la reducción del operativo por kilómetro y la menor necesidad de combustible fósil son argumentos fuertes. Sin embargo, para algunos empresarios y técnicos, los costos iniciales y la necesidad de una amplia red de carga eléctrica son obstáculos económicos.

Estudios sobre electromovilidad urbana insisten en que el beneficio climático real depende también de la matriz eléctrica que alimenta las recargas: cuanto más renovable sea la generación, mayor será la ganancia en términos de reducción de emisiones netas.

“Se siente el silencio, la máquina responde distinto y la conducción es más suave”, dijo una de las conductoras que participó en las jornadas de capacitación. Desde las oficinas técnicas, responsables de mantenimiento explicaron que las rutinas incluirán controles de baterías, gestión térmica y protocolos de seguridad eléctrica que no existían en los colectivos diesel tradicionales.

Los pasajeros tambien valoraron el silencio y la tranquilidad del viaje y, aunque aún la velocidad no es óptima, comprenden que la evaluación real provendrá del uso a través de los años siguientes, cuando la realidad del proyecto alcance una escala comparable a las líneas de colectivos tradicionales.

Los pronósticos del E-bus

En las evaluaciones tempranas, se evalúan los diversos futuros del bus eléctrico:

Escenario conservador: los e-bus se mantienen como corredores emblemáticos y experimentales (microcentro, barrios patrimoniales), con una incorporación lenta de unidades por razones financieras y logísticas.

Escenario intermedio: la combinación de incentivos —subsidios para renovación, acuerdos de financiamiento internacional y una normativa que exija nuevas unidades eléctricas o a GNC a partir de una fecha determinada— aceleraría la incorporación en un plazo de 5 a 10 años para parte de la flota.

Escenario ambicioso: un plan integral que coordine nación, provincia y ciudad para actualizar cocheras, desplegar estaciones de recarga y financiar la compra masiva permitiría una transición más rápida, pero requiere voluntad política sostenida y acuerdos con la industria local y proveedores internacionales.

El precedente del norte: el Tren Solar de jujuy

Como contrapunto y ejemplo regional de transporte eléctrico en Argentina aparece el Tren Solar de la Quebrada, en la provincia de Jujuy: Un proyecto ferroviario que demuestra cómo la energía renovable puede alimentar movilidad en zonas turísticas y regionales. El Tren Solar —pensado para el corredor turístico de la Quebrada de Humahuaca— opera con baterías de litio que se recargan parcialmente con paneles solares y tiene recorrido aproximado de 35 kilómetros entre localidades como Volcán y Maimará; cada dupla ofrece capacidad para cerca de 70 pasajeros y alcanza velocidades comerciales de hasta 50 km/h en servicio turístico. El proyecto fue promovido como “el primer ferrocarril de la región alimentado por energía solar y baterías”, y funciona además como atractivo turístico y prueba de concepto tecnológica en un contexto de menor densidad poblacional.

Si hubiera que plasmar una comparación, el El Tren Solar ilustra dos enseñanzas útiles para la Ciudad: La integración entre generación renovable local y movilidad puede reducir costos operativos y emisiones si se diseña con coherencia técnica y financiera. Por otra parte, la aceptación social aumenta cuando el proyecto suma beneficios económicos (turismo, empleo local) y no solo un cambio tecnológico abstracto.

La llegada de los colectivos eléctricos a la Capital es una noticia concreta y simbólica: marca el punto de partida de una transición tecnológica que promete ciudades menos ruidosas y con menores emisiones locales. Sin embargo, aún hay mucho por reformar y mejorar con respecto a la movilidad urbana; Buenos Aires tiene las herramientas para unirse a otras ciudades referentes en la vida sostenible, depende del manejo eficiente de los recursos.