Argentina cuenta con más de 4.700 km de costa marítima en el litoral atlántico, ubicándolo en el tercer puesto de los países en sudamérica, por detrás de Chile y Brasil.
A pesar de ser una ventaja en varios aspectos globales, actualmente enfrenta un problema creciente y muchas veces subestimado: la erosión costera, que amenaza no sólo al paisaje y al turismo, sino también a viviendas, infraestructura y al equilibrio natural de sus ecosistemas.
La erosión costera, o marítima, se define como el retroceso de la línea de costa, es decir, la pérdida de superficie terrestre, arena, acantilados, médanos u otras formaciones costeras bajo la acción del oleaje, tormentas, mareas y otras dinámicas marinas, incluyendo el ascenso del nivel del mar.
Sin embargo, las causas de este problema no es solo de carácter natural, también tienen su componente humano: urbanización costera desordenada, construcciones sobre médanos, extracción de arena para construcción, intervención en el sistema sedimentario costero, fijación de dunas, alteraciones en la vegetación costera, entre otros, generan consecuencias devastadoras en las zonas de playa.
Según datos de la CIC (Comisión de Investigación Científica) en la provincia de Buenos Aires se pierde entre medio a más de un metro de playa por año. “Los partidos más afectados por la erosión costera son el Partido de la Costa, Mar Chiquita, Villa Gesell, Pinamar y Necochea” anuncia Federico Isla, director del Instituto de Geología de Costas y del Cuaternario.

“Se está perdiendo patrimonio provincial como por ejemplo las zonas de recreación, las playas. Se pierden lotes, terrenos, que van quedando bajo el agua, se destruyen los balnearios. Por otro lado, hay gente que ya no entra a su casa por la calle, sino que lo hace por la playa. Hay avenidas costaneras que se las comió el mar” continuó.
La erosión marítima no es sólamente un problema nacional; hay varias regiones a nivel global que están perdiendo una gran parte de su territorio costero. Recientemente, circularon imágenes del pueblo Atafona, en el estado de Río de Janeiro, Brasil. Allí, el mar se ha tragado más de 500 casas y un edificio, y los residentes están abandonando el antiguo balneario.

«los ritmos de erosión están siendo cada vez más críticos. Chile está teniendo unas marejadas que antes no tenía. Las sudestadas que afectan a Argentina y Uruguay están llegando al sur de Brasil. Al mismo tiempo hay una erosión muy crítica en algunos departamentos de Colombia y en Costa Rica. Está bastante generalizado”. comenta Isla.
¿Qué se puede hacer?: algunas medidas de prevención.
Si bien es un problema prácticamente imposible de erradicar, existen varias medidas para ralentizar el proceso de erosión
- Monitoreo constante.
- Relevamientos topográficos y batimétricos regulares sobre perfiles costeros. También Indexar zonas según peligrosidad, vulnerabilidad y riesgo para priorizar áreas a intervenir.
- Protección estructural y soluciones de ingeniería.
- Construcción de rompeolas semisumergidos, espigones, muros de contención, según el caso. En Gral. Pueyrredón se hicieron ocho rompeolas semisumergidos al sur del puerto para ayudar a regenerar playas entre Punta Mogotes y los Acantilados.
- Restauración de dunas, revegetación con especies costeras resistentes para fijar la arena.
- Gestión del uso del suelo y regulación de construcciones costeras.
- Evitar construcciones sobre médanos, sobre la línea de playa o demasiado próximas al socavón costero.
- Normativas que contemplen la ‘franja costera’ como dominio público marítimo-terrestre, con límites claros para edificaciones y actividades.
- Reposición de sedimentos cuando se hacen obras que interrumpen el flujo natural de arena, como dragados o muelles.
- Adaptación ante cambio climático.
- Planificar para escenarios de subida del nivel del mar, tormentas más frecuentes/intensas. Por ejemplo, el IPCC estima que para 2100 el nivel del mar podría aumentar entre 40 cm como escenario mínimo y hasta 80 cm en escenarios pesimistas.

La erosión costera en Argentina no es un problema distante ni abstracto: ya tiene efectos visibles, cuantificables. Playas que se achican, propiedades amenazadas, y el espacio recreativo cada vez más reducido. La combinación de cambio climático más intervenciones humanas desordenadas ha acelerado procesos que antes podrían haber sido más lentos.
También, es fundamental la concientización sobre esta problemática que afecta drásticamente a la costa argentina, y que pareciera ser un tópico muy poco conocido. La educación ambiental y la información general debe ser accesible para todos los sectores del país.