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América Latina perdió el 94% de sus poblaciones silvestres según el Informe Planeta Vivo

Por Caro Diotti

La edición 2022 del Informe del Planeta Vivo, que monitorea las tendencia en la abundancia mundial de vida silvestre, detecta una disminución promedio global del 69% de las casi 32000 poblaciones estudiadas de mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces entre 1970 y 2018. Este informe de WWF (Organización Mundial de Conservación) que se publica cada dos años, confirma nuevamente que en Latinoamérica y el Caribe se registra una disminución del 94% en las poblaciones monitoreadas. Para el caso de las poblaciones de agua dulce la cifra promedio es de 83 %.

El Informe Planeta Vivo publicado en todo el mundo por WWF muestra los resultados del monitoreo a casi 32.000 poblaciones de 5.230 especies del planeta através del Índice Planeta Vivo (IPV) que hace un seguimiento de la abundancia en poblaciones de mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios.

Los resultados globales en cuanto a las especies no son alentadores:

  • Las poblaciones de agua dulce muestran un mayor descenso general en el ámbito mundial con un 83%. Es singular el caso del delfín rosado del Amazonas, que sufrió una disminución del 65% debido al aumento de la pesca selectiva
  • La mitad de los corales del planeta se perdieron
  • La abundancia en el mundo de 18 especies de tiburones y rayas oceánicas se redujo en un 71% en los últimos cincuenta años. En el Mar Argentino existen unas 12 especies de grandes tiburones, entre ellos el Escalandrún que en la actualidad se encuentra en peligro crítico de extinción

América Latina, la región más afectada

El Informe remarca que las regiones tropicales son las que están sufriendo un mayor declive. Algunas de las áreas de alta prioridad para actuar están en América Latina como la cuenca del Amazonas (que está constituida por todos los ríos que drenan al río Amazonas); el bosque Atlántico (ubicado en Argentina, Brasil y Paraguay); y el norte de los Andes hasta Panamá y Costa Rica. «Hemos perdido el 17 % de la extensión original de los bosques, y otro 17 % está degradado. Las últimas investigaciones indican que nos estamos aproximando rápidamente al punto de no retorno, traspasado el cual nuestra mayor selva tropical dejará de cumplir su función»

En lo que respecta al Bosque Atlántico en nuestro país, la selva misionera, se evaluó que en Argentina perdimos casi el 20% de los bosques que existían en 1985 (aproximadamente 305 mil hectáreas), a un ritmo promedio de 8.260 hectáreas por año. Las tierras que ocupaban estos ecosistemas actualmente se destinan a agricultura (60%), forestaciones (27%) y pasturas (10%). En la selva miisonera, todavía sobrevive menos del 1% de la población de yaguareté que existió en la región . Las estimaciones poblaciones de 2020 indican que son aproximadamente entre 76 y 106 los yaguaretés que habitan el Bosque Atlántico. Los expertos señalan también que su extinción local podría ser inminente si no se toman acciones urgentes.

Otra de las áreas más amenazadas de nuestro país es el Gran Chaco, ecorregión compartida con Paraguay, que se encuentra entre los sitios con mayor deforestación del mundo. En las últimas décadas perdimos el 30% de los bosques chaqueños y se siguen destruyendo sus ambientes naturales y su biodiversidad a un ritmo alarmante.

El Informe Planeta Vivo destaca también la situación en la Amazonía, el bosque tropical más grande y con mayor diversidad biológica y cultural del mundo, cuya cuenca se encuentra degradada en un 17% debido a los cambios de uso del suelo, la sobreexplotación de la flora y la fauna, el cambio climático, la contaminación y las especies exóticas invasoras.

El Informe publicado en todo el mundo por WWF y en Argentina pot la Fundación Vida Silvestre Argentina señala que el mundo enfrenta una doble crisis ambiental inducida por los seres humanos, compuesta por la crisis climática y la pérdida de biodiversidad, que amenazan el bienestar de la humanidad y avierte urgentemente a los gobiernos, las empresas y al público a tomar medidas transformadoras que reviertan su destrucción. Un documento de gran relevancia que confirma una vez m{as lo que todos sabemos: hay que actuar ya si queremos frenar el colapso de la naturaleza