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la bajante del paraná sigue causando estragos

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Las últimas lluvias fueron sólo «migajas» para el río Paraná, que sigue bajo cero

Como arena entre los dedos es como se escurrió el aporte de las lluvias de los últimos días, que tuvieron lugar en la ciudad de Santa Fe y en zonas aledañas. Para la situación de extrema bajante que atraviesa el río Paraná, el acumulado de 140,75 milímetros (mm), que se registró durante todo enero en el Centro de Informaciones Meteorológicas (CIM-FICH-UNL) ubicado en la Ciudad Universitaria de Santa Fe, no alcanzaron para alterar el hidrómetro del Puerto local, que continúa por debajo del cero. 

Los 140 mm precipitados en el transcurso de 11 días de enero superaron por poco las lluvias estimadas históricamente para la capital santafesina (133,09 mm). Este aporte sirvió para brindarle humedad a la vegetación, a los suelos curtidos de tanto sol y sequía; terminar de apagar los focos ígneos que llenaron de humo a Santa Fe desde principios de año; y para que las lagunas que se secaron (como la laguna Juan de Garay en Santo Tomé) reciban un respiro. 

«Las lluvias locales que tuvimos en la región tuvieron poca duración. Se produjo un rápido ascenso, pero tan rápido como asciende, desciende», señaló en diálogo con El Litoral el ingeniero en Recursos Hídricos, Gustavo Villa Uría, quien es subsecretario de Obras Hidráulicas de la Nación. Al mismo tiempo comentó que el leve ascenso en la zona local se debió a aportes del río Bermejo, el cual «tuvo una crecida a principio de año por lluvias, y en Santa Fe se notó el cambio en el color más rojizo del agua por el Bermejo, que trajo unos 7 mil kilos de sedimentos por segundo al río Paraná, lo que hace más difícil el trabajo de la potabilización del agua». 

Aguas arriba


 «En la Cuenca Alta del Plata llovió algo, pero muy por debajo de lo normal y en función de la sequía existente, no alcanzó eso a generar escurrimiento importante, salvo en algunos lugares puntuales que hicieron aportes locales y muy concentradas. Donde sí llovió mucho fue en la Cuenca de San Francisco, que es íntegramente brasilera y va directamente al Atlántico, no ayuda a la del Plata», afirmó Villa Uría. 

Al ser consultado sobre el panorama actual aguas arriba de nuestra región, respondió que «la situación sigue siendo la misma y es bastante complejo el escenario que estamos teniendo porque estamos en pleno período de lluvias y estamos en un déficit importante respecto a lo normal. En Brasil en esta época debería llover más de 700 milímetros en tres o cuatro meses, pero no está sucediendo».

«En septiembre llovió algo; luego en octubre, noviembre y diciembre casi nada y en enero está lloviendo poco», resaltó el ingeniero en Recursos Hídricos, y agregó que «posiblemente estemos un poco mejor que el año pasado, pero la cuenca está en las mismas condiciones, ya que para que cambie tienen que pasar eventos demasiado importantes».  

«Necesitamos agua en el río Paraná para que los barcos puedan entregar combustible a las centrales hidroeléctricas», señaló Gustavo Villa Uría.

Reuniones
 

-¿Continúan las reuniones con los representantes de embalses brasileros y paraguayos?

-Tenemos reuniones permanentes. Se va guardando un poco de agua para garantizar el piso de 7.000 metros cúbicos por segundo, que es lo que necesitamos en Argentina para no tener graves problemas en las tomas de agua ni en la navegación. 

-¿Se sigue garantizando ese caudal liberado?

-Sí, se viene cumpliendo. Esto también nos permite que con alguna lluvia puntual se almacene agua para el período de no lluvia. Este año arrancamos los embalses con los niveles tremendamente bajos: en septiembre había menos del 20 % y nos gastamos gran parte del año pasado en cubrir los escenarios críticos. 

Hicimos varias gestiones con Brasil durante estos últimos dos años, para garantizar que ingrese agua, a pesar de que los valores fueron extremadamente bajos. Almacenar durante los picos de crecida nos permitió entregar agua en las situaciones más críticas de la historia, aún con valores por debajo del año 1944.

¿Son asiduas estas reuniones?

-Tenemos reuniones formales y también informales, porque hablamos por teléfono, por WhatsApp, es una situación en la que estamos permanentemente atentos. Es un día a día, nos preguntamos si llovió, o no llovió, cuánto. Esto también intervino con la situación de la energía. 

Fuentes: El Litoral