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¿Por qué desaparecen a ritmo alarmante los polinizadores?

Tres investigadores del CONICET participaron de un estudio internacional en el que se consultó a más de veinte especialistas del mundo sobre la desaparición de polinizadores, un fenómeno que viene siendo advertido por la ciencia hace tiempo. El estudio evaluó y ordenó las causas y riesgos asociados con la disminución de polinizadores, tanto a nivel global como regional. Los resultados fueron publicados en la revista Nature Ecology & Evolution.

Hay 8 factores los que los investigadores marcan como causa de la disminución de polinizadores: 1) cobertura de la tierra; 2) manejo de la tierra; 3) usos de pesticidas; 4) manejo de polinizadores; 5) cambio climático; 6) especies exóticas invasoras; 7) pestes y patógenos y 8) organismos genéticamente modificados.

Los factores que, de acuerdo al consenso de los especialistas, tienen mayor relevancia en la pérdida de polinizadores en América Latina son los mismos que para el mundo en general: la transformación en el paisaje, el manejo local de la tierra y uso de pesticidas.

Los tres investigadores del CONICET que participaron del trabajo y que, además, ya habían colaborado en un anterior informe de la IPBES son: Marcelo Aizen, del Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (INIBIOMA, CONICET-UNCOMA), Leonardo Galetto, del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (IMBIV, CONICET-UNC) y Lucas Garibaldi, del Instituto de Investigaciones en Recursos Naturales, Agroecología y Desarrollo Rural (IRNAD, CONICET-UNRN).

“La evaluación que realizamos permite observar patrones generales a nivel global y percepciones particulares según regiones. El principal factor de la pérdida de la biodiversidad de polinizadores en el mundo aparece asociado a los cambios en el uso del suelo, que acá llamamos ´cobertura y configuración de la tierra´, y está vinculado con las transformaciones en el paisaje, incluida la destrucción de hábitats naturales y la fragmentación de los mismos”, explicó Lucas Garibaldi, uno de los investigadores a cargo.

Más del 75 % de los cultivos alimentarios del mundo dependen en cierta medida de la polinización. Los polinizadores, como las abejas, mariposas, pájaros, polillas, escarabajos e incluso los murciélagos, ayudan a que las plantas se reproduzcan. De hecho, las frutas y las hortalizas son los retoños de las plantas.

Sin embargo, la población de polinizadores –en especial abejas y mariposas– ha disminuido de manera preocupante, Casi el 35 por ciento de los polinizadores invertebrados –en particular las abejas y las mariposas–, y alrededor del diecisiete por ciento de los polinizadores vertebrados –como los murciélagos– están en peligro de extinción a nivel mundial.

egún la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria no hay una única causa del descenso de la población de este insecto: la agricultura intensiva y el uso de plaguicidas; el hambre, la malnutrición ; los ataques de agentes patógenos y las invasiones biológica, los cultivos genéticamente modificados y las modificaciones y la fragmentación de su hábitat son los principales.

Según la FAO el 90% de los alimentos que abastecen a la humanidad provienen de solamente 100 especies de cultivos. De esas 100 especies, 71 dependen de la polinización que es fundamental sobre todo para las legumbres y arboles frutales. El glifosato, el herbicida de mayor uso en el mundo, quita el alimento a los insectos porque elimina todo aquello que la industria no quiere producir, entre ellas las flores silvestres de las que se alimentan las abejas. Los insecticidas también generan un daño permanente y un desgaste en el cuerpo hasta que las mata.

Una de las amenazas más importantes para los polinizadores y en especial para las abejas son los plaguicidas y herbicidas utilizados en la agricultura. Varios de ellos tienen efectos letales ; especialmente los que pertenecen al grupo químico conocido como neonicotinoides. Estas sustancias afectan el sistema nervioso central de las abejas y otros insectos polinizadores y pueden provocar el envenenamiento agudo y crónico, tanto individualmente como en colonias enteras. Las abejas podrían envenenarse al consumir polen y néctar contaminados mientras se alimentan en cultivos tratados con estas sustancias o flores silvestres contaminadas. Desde la Asociación Argentina de Apicultores  advierten que Argentina pierde un 34% de colmenas de abejas por año. Una cifra que la coloca en el quinto país de América Latina en mortandad de abejas. En Europa y América del Norte, cada año se pierde entre un tercio y la mitad de las colonias de abejas.

Los agricultores y los responsables de las políticas tienen un papel importante que desempeñar en la protección de nuestros polinizadores. Pero también hay cosas que nosotros podemos hacer para revertir la situación: lo primero es incrementar el conocimiento sobre la diversidad de polinizadores presentes en la región, también reglamentar el uso de la tierra, dejar de fumigar y permitir que esa vegetación crezca en bordes y banquinas ya que les garantiza a los polinizadores un mini corredor biológico.

Si las poblaciones de polinizadores disminuyen, la biodiversidad de la Tierra también lo hará, lo que puede afectar a otras especies es necesario un sistema más sostenible de producción y una agricultura más respetuosa del ambiente que pueda preservar los ecosistemas y a cada uno de sus componentes.