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Argentina rompe el récord agroquímicos en fauna

Por Santigo Campeni

Un estudio publicado por el Conicet en conjunto con la Universidad del Litoral ha encontrado la presencia de 9 tipos de agroquímicos en muestras de sábalos a lo largo del Río Salado, marcando un triste récord mundial de concentración de pesticidas en las muestras

Los ejemplares de sábalo fueron tomados en 4 sitios diferentes del Río Salado cercanos a la desembocadura en Santa Fe, y los químicos que se encontraron en los peces fueron, cipermetrina, clorpirifos, lambdacialotrina, piraclostrobina, glifosato y su producto de degradación AMPA, glufosinato de amonio, entre otros  herbicidas, insecticidas y fungicidas utilizados en la agricultura industrial. 

Además de las mediciones realizadas en los sábalos se muestreó el sedimento del río encontrando resultados similares. Una hipótesis que se plantea es que como los Prochilodus lineatus (nombre científico del sábalo) se alimentan de los barros del fondo del cuerpo de agua, esta sería la fuente de entrada al organismo de los peces. 

Los agroquímicos analizados se encontraron principalmente en vísceras y el tejido muscular de los sábalos. Esto último es de especial importancia ya que es lo que consumimos los humanos de este pescado. La presencia de estos compuestos químicos en estos tejidos se explica debido a que en su mayoría se trata de compuestos polares, es decir que son bioacumulables y que se almacenan por largo tiempo en el tejido muscular y graso, dificultando así su posterior eliminación.

Esto despierta preocupación ya que como se plantea en el estudio, el sábalo es un pez de consumo humano en la zona y también un producto que se exporta. Consumir estos animales con restos de plaguicidas en sus tejidos que superen los valores de ingesta diaria admisible como arrojaron los análisis, generaría que los agroquímicos pasen a los comensales. Además otro efecto perjudicial que se puede ver es que a medida que se avanza en la cadena alimenticia, la concentración de herbicidas como el famoso glifosato que estuvo presente en el 100% de los peces muestreados, iría en aumento. 

Los valores encontrados, que el paper resalta que son los más altos a nivel mundiales, tienen su explicación en la localización de campos productores de soja y maíz a lo largo de la costa del Río Salado. Este curso de agua se encuentra en la zona núcleo de producción agropecuaria de Argentina, en la provincia de Santa Fe. 

Esta no es la primera vez que un estudio de estas características muestra la presencia de contaminantes de origen agroindustrial en ríos de Argentina. Ya en noviembre del año pasado una publicación del INTA en conjunto con la Universidad Nacional del Litoral y la Universidad Nacional de San Martín arrojó 30 agroquímicos en los sedimentos del Río Salado, también con valores que sobrepasaron los límites internacionales. Entre los plaguicidas encontrados algunos estaban clasificados como “Clase 1” es decir que eran altamente tóxicos. 

Desde las empresas de agroinsumos se señala en defensa de sus productos, que la exposición a herbicidas como glifosato o glufosinato de amonio no es perjudicial para la fauna dentro de algunos niveles establecidos en estudios que deben presentar antes de lanzar sus paquetes tecnológicos al mercado, sin embargo, además de que en estos estudios se demuestra que los valores hallados son extremadamente elevados, no existen estudios que demuestran los efectos de este cóctel explosivo de agroquímicos en la vida silvestre. 

Es fundamental que Argentina cuente con fuertes regulaciones para la aplicación de pesticidas en los campos. Si bien existen limitaciones a aplicar agroquímicos a determinada distancia de urbanizaciones o escuelas en algunas jurisdicciones, no existe un marco legal nacional que lo especifique. Siendo un país de claro perfil agroexportador debe existir un control al uso de herbicidas como el glifosato que son de utilización masiva en todo el país, ya que las consecuencias de su aplicación ya se encuentran a la vista.