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Equinor comenzó a trabajar en la explotación petrolera en Mar Del Plata

Por Bautista Diaz

El mes pasado, llegó al mar argentino el primer buque de la empresa Equinor, para apoyar el trabajo de exploración sísmica de la plataforma petrolera CAN100, en la Cuenca Argentina Norte, a 300 kilómetros de la ciudad de Mar Del Plata.

Luego de saltear varios obstáculos legales que dictó parte de la justicia argentina para regular la explotación, se programó la primera perforación del suelo marítimo para enero de 2024.

El barco, bautizado BGP Prospector, comenzó con la tarea del «bombardeo acústico». Se trata de explosiones de sonido (entre 240 y 260 db) que se producen artificialmente desde la nave, cada diez o quince segundos, las 24 horas del día, con el objetivo de localizar posibles puntos para extraer crudo. Estas ondas tienen un alcance aproximado de 300 mil kilómetros cuadrados, y son reflejadas en la superficie del mar, donde son captadas por los sensores.

Lógicamente, las expansiones acústicas no son perceptibles para la superficie, pero para el ecosistema marino, pueden ser extremadamente dañinas. El ruido que genera la explosión de un solo cañón bajo el mar, es comparable al lanzamiento de un cohete o una explosión de dinamita submarina.

Los grupos que más sufren este sistema son los mamíferos marinos, como los delfines y las ballenas. La capacidad auditiva de estos animales está altamente desarrollada, por ende, el impacto de la onda sonora genera estrés, reducción del crecimiento, cambios en el comportamiento, lesiones graves y hasta varamientos que derivan en la muerte.

La exploración pone en riesgo a una especie muy importante del mar argentino, declarada Monumento Natural: la ballena franca austral. La reconocida especie, atracción turística de la costa de Chubut, se encuentra amenazada por los potenciales peligros que conlleva la exploración sísimca.

Este animal fue llevado al borde de la extinción hace poco más de un siglo, cuando, debido a la caza por su aceite, se redujo la población de aproximadamente 100 mil ejemplares hasta su límite. En la actualidad, se estima que quedan 7 mil ballenas francas, que lentamente van aumentando los índices de su población. Hoy, sus amenazas son otras: La contaminación de las aguas, las infracciones de los barcos pesqueros y turísticos y la exploración sísmica.

Este tipo de prácticas genera un impacto negativo enorme en el ecosistema marino. Las organizaciones ambientales y los vecinos de la costa argentina lucharon para no permitir la explotación de nuestro mar, pero no tuvieron éxito, ya que la justicia avaló a Equinor la exploración sísmica.

Todos queremos empleo y desarrollo industrial para los y las argentinas, pero no a costa del rico y extenso ecosistema marino que forma parte de nuestro territorio.