Por Bautista Diaz
La conservación de la biodiversidad marina es crucial para el bienestar del planeta; su funcionamiento suministra la mitad del oxígeno que respiramos y absorben un 26% de las emisiones de dióxido de carbono emitidas anualmente.
Las orcas, mal llamadas «ballenas asesinas», son cetáceos pertenecientes a la familia de los delfines (a pesar de su ápodo, pertenecen a la clase delphinidae). Son considerados los depredadores más grandes del océano, y ocupan un rol fundamental en el equilibrio del ecosistema:
- Control de poblaciones: al ser un depredador tope, evitan constantemente la sobrepoblación de otras especies, parte de la regulación natural del ecosistema.
- Influyen en el comportamiento de otras especies: La presencia de las orcas en ciertas regiones de océano, genera que los grupos amenazados de otros animales eviten estas zonas, controlando así la la distribución de las especies y los patrones de migración.
- Transportadores de nutrientes: Como muchas otras especies, estos cetáceos dejan los restos y desechos de su comida a merced de otros animales que aprovechan los nutrientes dentro de estos. Así, la distribución de alimentos encuentra un balance fundamental.
Las orcas son animales altamente inteligentes, viven en grupos familiares y desarrollan comportamientos que les permite adaptarse a diferentes entornos.
ALgunas Técnicas de caza
- Ola de arrastre: Internacionalmente conocido como wave-hunting, consiste en un grupo de orcas que generan olas a través de sus movimientos, con el objetivo de derribar a una presa que se encuentra en alguna superficie (usualmente un bloque de hielo).
- Varamiento intencional: Un comportamiento exclusivo de los ejemplares que habitan en las costas de la Patagonia argentina que consiste en aprovechar el impulso de las olas de la marea alta, y arremeter contra los lobos y leones marinos que se encuentran en la orilla.
Además, las orcas son sociedades matriarcales, es decir, con las hembras como líderes de la manada, instruyendo los aspectos culturales y vitales para la supervivencia del grupo.
Lógicamente, la contaminación química de los océanos a nivel mundial significa un peligro inminente para estos majestuosos animales. A pesar de ser una especie longeva, los próximos años serán fundamentales para su desarrollo.
Por ejemplo, los grupos que habitan las costas de Escocia, han reducido su manada a sólo ocho individuos y no han producido una cría en más de 20 años. Esto se debe a que algunas de las toxinas arrojadas al mar son solubles en grasa, que abunda en el cuerpo de las orcas, y afecta su capacidad de reproducción, que ya de por sí es esporádica.
Sumado a la explotación y sufrimiento que padecen debido a las capturas por parte de los parques marinos para utilizarlas en sus espectáculos, la población mundial de orcas se enfrenta a grandes amenazas humanas.
La protección de estos mamíferos es una medida esencial para preservar la biodiversidad marina y mantener la salud de nuestros océanos.