Por Bautista Diaz
Como es bien sabido, algunas aves (como muchos otros grupos de animales) eligen migrar hacia otras latitudes cuando su hábitat empieza a verse modificado por los cambios de temperatura que llegan con cada estación.
Así, la bandada pasará sus próximos días volando hacia un destino más cálido, deteniéndose solamente a descansar. Algunas especies ejecutan el vuelo alineándose en una particular posición en forma de «V», con un ave a la cabeza, y las demás siguiendo.
Una vez que las corrientes ascendentes de aire caliente son las adecuadas para favorecer su vuelo, el grupo despega y, alcanzada cierta altura, se ponen en esta formación que hemos visto varias veces sobre nuestra cabeza.
Esta práctica tiene sus explicaciones científicas. La principal razón es por pura aerodinámica. Al alinearse en V, los que se encuentran a la delantera (usualmente son los adultos), con su aleteo, generan una corriente de aire que es aprovechada por los que le siguen, para seguir manteniendo su vuelo a una velocidad estable, y gastando menos energía.
También, se ha demostrado que el viaje en grupo reduce la frecuencia rítmica, con el fín de reservar energía en distancias tan largas. Esto se debe a que la inercia del aire generada por las aves que van al frente, hace que las que van atrás puedan planear en esa corriente, en vez de aletear.
Algunas especies, como el ánade real, un tipo de pato, poseen algún color llamativo en sus alas, para utilizar como guía en los momentos de oscuridad de su migración. En este respectivo caso, es el azúl metálico.
