Conexión Animal

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Un estudio muestra la disposición de los argentinos a cambiar su alimentación

Por Juana D.D.

Un estudio de las organizaciones Fundación Vida Silvestre Argentina y WWF Brasil muestra que un 60% de los argentinos está dispuesto a cambiar sus hábitos por el medio ambiente. Esto refleja un nuevo consumidor, más consciente y preocupado por el impacto de sus elecciones.

Cada vez más personas se preguntan de dónde proviene y de qué forma han sido producidos los alimentos que consumen, chocando con la realidad de esto, eligen descartar ciertos productos y sus preferencias como compradores pueden variar en función de esa información.

No es noticia que hoy en día la industria de los ultraprocesados, la ganadería y la pescadería no solo influyen negativamente en el ambiente, sino, que la cantidad de químicos usados en estos productos terminan en nuestro cuerpo causando daños irreversibles.

En este estudio sobre Dietas Sostenibles y Saludables para el Cono Sur se investigó en Argentina y Brasil el conocimiento sobre el impacto de las elecciones de alimentos en el ambiente y la disposición de las personas a cambiar sus hábitos alimenticios.

En una escala de Likert de 1 a 7, se midió el nivel de conocimiento de las personas encuestadas en Argentina sobre cómo comprar y comer alimentos sustentables y amigables con el ambiente. El puntaje promedio obtenido fue de 4.08 y destacaron las siguientes categorías de alimentos como las de mayor impacto negativo en el medio ambiente:

 1. pescados y mariscos

 2. carne de res

 3. carne de cabra

 4. aves de corral.

“Los resultados del último relevamiento arrojan datos contundentes y opiniones formadas. El cambio se produce en busca de opciones que reduzcan los impactos ambientales, como la transformación de ambientes, la pérdida de biodiversidad, las emisiones de C02, y la contaminación y generación de residuos. Estamos frente al quiebre en el consumo, ante un consumidor ávido por nuevas alternativas más saludables y de menor impacto socioambiental”, comenta Manuel Jaramillo, director general de Fundación Vida Silvestre. 

Cuando se analizan las relaciones entre la seguridad alimentaria y la sostenibilidad de los sistemas alimentarios, los principales objetivos y retos consisten en promover una transición hacia sistemas alimentarios sostenibles y apostar por esa seguridad alimentaria y nutricional a largo plazo y teniendo en cuenta las dimensiones de disponibilidad, y sobre todo el acceso físico y económico a estos sistemas.

 El consumo consciente y responsable gana terreno y la tendencia acompaña dicha necesidad, por eso es necesario redefinir los modelos de producción y de consumo, respondiendo a las tendencias alimentarias y productivas que demanda el mercado global y garantizando los cuidados necesarios para las personas y el planeta.

El clima, la provisión de agua, la estabilidad y calidad de los suelos y, en consecuencia, sobre la misma producción de alimentos, se verá afectado en gran escala si seguimos  sin modificar la forma de producir y consumir. ¿Hasta cuándo podrá subsistir un modelo de producción que no conviva con la conservación y uso responsable de la naturaleza?

El consumidor tiene un rol fundamental: al momento de elegir aquello que desea consumir, está fomentando la producción de determinados productos y desalentando la producción de otros. Y esto puede ser positivo o negativo para el ambiente, dependiendo de esas elecciones.

Por eso su participación en esta transformación es clave, al elegir y exigir productos que sean, además de saludables, amigables con el ambiente. Para eso, se vuelve necesario brindar opciones para una alimentación saludable y sostenible y que el consumidor tenga alternativas disponibles al momento de elegir sus alimentos.

La soberanía alimentaria debería ser un derecho y no un privilegio.